Señales de riesgo suicida

Lic. Psic. Karla Isabel Villa Torres.

       Licenciada en Psicología y colaboradora en Neurofeedbackgdl

Dra. C. Carolina Vizuet Durán.

     Doctora y Maestra en Ciencias del Comportamiento. Psicóloga. 

Recientemente como sabemos, fue el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se estableció el 10 de septiembre desde el 2003 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y queremos compartir información que puede ayudarlos a entender un poco más sobre esta situación y cómo podríamos detectar señales del intento de este acto.

 

¿Qué es el suicidio realmente?

Según la Organización Mundial de la Salud,“el suicidio es un acto deliberadamente iniciado y llevado a cabo por un individuo con el conocimiento o la expectativa de que su resultado va a ser la muerte”. Un intento suicida, en cambio, puede tener o no la muerte como el fin buscado. El riesgo suicida es la probabilidad que tiene una persona de intentar matarse. 

 

El suicidio tiene un gran impacto porque implica que el individuo que lo lleva a cabo, ejerce una forma extrema de violencia contra sí mismo. Tiene profundas implicaciones sociales porque quien toma esta decisión, ha llegado a extremos existenciales que colocan al suicidio como la única salida a una situación dada.

 

Se le puede ver como un problema epidemiológico que no está siendo debidamente previsto y atendido, ya que cuando la tasa de suicidios aumenta suele ser porque la población está pasando por situaciones complicadas, se pueden tomar como referencia la poca estabilidad económica, enfermedades epidemiológicas, conflictos internos en el país, entre otros.

 

Si bien en México se puede confirmar que las tasas de homicidio y muertes por accidente han disminuido, en el caso del suicido ha habido un aumento considerable. Investigaciones diversas sobre el suicido han demostrado que aunque las personas que deciden cometer este acto han hablado anteriormente de una manera abierta sobre sus intenciones, muy pocas son las que han recibido ayuda de un profesional de la salud, y la otra parte de ésta población ha consultado a un médico mínimo un mes antes de cometer la acción.

 

Queda claro que no todas las personas tienen la facilidad de ir con profesional de la salud privado que los atienda de manera regular, lo que complica el darle seguimiento al caso individual de cada paciente. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) reportó en 2008 que los suicidios se producen como consecuencia de la ansiedad, depresión, estrés, soledad, desesperanza, exigencias sociales, sentimientos de culpa y rechazo.

“el suicidio es un acto deliberadamente iniciado y llevado a cabo por un individuo con el conocimiento o la expectativa de que su resultado va a ser la muerte”.

 

Por lo cual es importante el estar preparados para ver las señales de alerta y saber qué hacer una vez que aparezcan, este tipo de estrategias se dirigen a las poblaciones más vulnerables, entre las que se encuentran, además de los adictos, las personas recién diagnosticadas con una enfermedad grave, especialmente durante la tercera edad, los presos y muchos individuos en situación de calle. 

 

Algunas de las señales de riesgo suicida que podemos observar en los demás o en nosotros mismos son:

  • Hablar o escribir sobre suicidio. Decir frases como: “Me voy a matar”, “Ojalá me muera” o “Estoy tan cansada/o de la vida”.
  • Comprar armas o cuchillos o acumular pastillas.
  • Alejarse de todo contacto social.
  • Cambios severos del estado de ánimo.
  • Pensar constantemente en la muerte, en morir o en la violencia.
  • Depresión o un sentido de desesperación..
  • Aumento del uso del alcohol o las drogas.
  • Cambiar la rutina normal, incluido el hábito de comer y dormir.
  • Hacer cosas arriesgadas o auto-destructivas, como consumir drogas o conducir sin cuidado.
  • Regalar pertenencias o poner en orden cuestiones personales.
  • Despedirse de los demás como si fuera la última vez.
  • Cambios de personalidad, como los de una persona muy sociable que retire todo contacto o una persona de buena conducta que actúe con rebeldía.

“El riesgo suicida de los enfermos mentales es diez veces mayor que en el resto de la población sea cual sea el tipo de padecimiento. Ya que muchos de estos trastornos no suelen identificarse y, por lo tanto, no se tratan en el primer nivel de atención.”

 

Además podemos tomar como factores de riesgo adicionales el estrés por la escuela o trabajo, las relaciones y las expectativas a cumplir, intentos suicidas anteriores, un historia familiar de abuso, suicidio o violencia, una pérdida reciente, como la muerte de alguien, el fin de una relación o el divorcio de los padres, ser víctima de acoso escolar o ser el acosador; acoso cibernético, y estar dentro de las personas LGBTQ+ o estar indeciso de su orientación sexual.

 

Según Campillo S, en 2021, “El riesgo suicida de los enfermos mentales es diez veces mayor que en el resto de la población sea cual sea el tipo de padecimiento. Ya que muchos de estos trastornos no suelen identificarse y, por lo tanto, no se tratan en el primer nivel de atención.”

 

Por otra parte cuando se logra identificar y diagnosticar a la persona se empiezan a aumentar las prescripciones de antidepresivos, que si bien logran disminuir la tasa suicida si el diagnóstico no está correctamente realizado puede afectar a nivel cerebral el consumir estos medicamentos.

 

Podemos afirmar que una vez identificados algunos de los puntos mencionados anteriormente en las señales de riesgo suicida, nuestra primera opción es sugerirle a la persona que busque o brindar ayuda psicológica, en dado caso de que se necesite de más ayuda se pueden recomendar terapias alternas que ayuden a disminuir algunos síntomas de la depresión, ansiedad y demás trastornos. 

 

A lo largo de 29 años hemos apoyado muchos casos, actualmente seguimos aplicando la técnica porque siempre hay resultados positivos. Ahora estamos integrando otras tecnologías y abordajes terapéuticos para ofrecer a nuestros pacientes el mayor bienestar. Si te interesa mejorar en todas las áreas de tu vida, entrena tu cerebro con neurofeedback.

 

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Referencias:

 

Gutiérrez-García, Ana G., & Contreras, Carlos M.. (2008). El suicidio y algunos de sus correlatos neurobiológicos. Primera parte. Salud mental, 31(4), 321-330. Recuperado en 14 de septiembre de 2023, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252008000400009&lng=es&tlng=es. 

 

Dajas, F. (Ed.). (2016). Psicobiología del suicidio y las ideas suicidas (Vol. 80, Número No2). Revista de Psiquiatría del Uruguay. http://spu.org.uy/sitio/wp-content/uploads/2017/01/02_REVI_01.pdf 

 

Hernández-Bringas, H. H., & Flores-Arenales, R. (2011). El suicidio en México. Papeles de población, 17(68), 69-101.

 

Campillo Serrano, C., & Fajardo Dolci, G. (2021). Prevención del suicidio y la conducta suicida. Gaceta médica de México, 157(5), 564-569.

 


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