Craolina Vizuet Durán, Dra. C.
Doctora en Neurociencias, Master en Ciencias de la Conducta, Licenciada en Psicología
Los trastornos de conducta en la infancia son cada vez más comunes, se presentan del 2.5% a 6% de los niños en edad escolar (1). Nuestra forma de vida ha cambiado en todo sentido. Nos hemos expuesto más a pantallas que modifican nuestros hábitos y función cerebral, nuestra dieta ahora contiene muchos alimentos industriales con aditivos químicos, más familias se componen de un solo padre que trabaja y atiende a sus hijos, además de que las pautas de disciplina también han cambiado diametralmente.
Nuestra exposición a pantallas ha aumentado considerablemente, cuando no estamos en una, estamos frente a otra. Estudios científicos han demostrado que nuestro cerebro es estimulado de forma específica sobre algunas zonas y funciones, haciendo que se especialice para esa actividad. Sin embargo, muchas otras funciones y áreas dejan de ser estimuladas y con ello se deteriora la capacidad para desempeñarse en la vida diaria (2).
¡Qué decir de los alimentos! a mediados del siglo pasado empezó un cambio en su producción, cada vez más alimentos empaquetados, a los que se les adiciona conservadores para que duren más en el almacén. También cambió su presentación, agregando colorantes, saborizantes y hasta aromas artificiales. Sin embargo, aún teníamos alimentos naturales como las carnes, granos, vegetales o frutas. Pero eso también ha cambiado, ahora los alimentos naturales también tienen pesticidas y han sido modificados genéticamente. La investigación indica que las dietas altas en alimentos con todas las características antes mencionadas van produciendo daño a nuestra flora intestinal y a nuestra salud cerebral. Los alimentos producen gran influencia en la presencia o no de enfermedades neurológicas o psiquiátricas como los trastornos de conducta (3).
Los trastornos de conducta,
pueden reducirse si cuidamos
estos cuatro aspectos.
Muchas de las familias ahora se componen de un solo padre, ya sea porque el otro está ausente o por separación. El hecho es que la atención a los niños se reduce y su calidad es menor. Los niños expresan su necesidad de afecto y atención a través de su conducta, no lo verbalizan, pero lo demandan de esa forma. Las familias de un solo padre necesitamos organizar el tiempo para poder atender todas las necesidades de nuestros hijos; sus necesidades afectivas, físicas, intelectuales, sociales y psicológicas.
La disciplina en muchos hogares se ha vuelto laxa e inconsistente. Los padres ignoran las conductas adaptativas de sus hijos y atienden con regaños y gritos sus conductas desadaptativas. Sienten culpa y lo compensan con regalos. Una disciplina positiva, que les eduque en la formación de la conciencia, es garantía para facilitar su regulación del comportamiento.
Un niño podrá regular mejor su conducta si los adultos cuidamos: Que el juego al aire libre sea su mayor pasatiempo, sus alimentos sean naturales y orgánicos, pasemos con ellos mayor tiempo conviviendo y nutriéndoles afectivamente y, que nuestras pautas de disciplina sean en el sentido de educarles la conciencia.
Tenemos soluciones para ustedes.
Cel. Whats App. 332 494 7826
Referencias:
1. Rodríguez Hernández, P.J. y Barrau Alonso, B.M. (2012) Trastornos del comportamiento. Pediatría Integral. pp. 760-768.
2. HOSPITAL SANT JOAN DE DÉU. Editor: Roca, G. (2015) Las nuevas tecnologías en niños y adolescentes. Guía para educar saludablemente en una sociedad digital. Cuaderno Faros.
3. Prospéro-García, O., Méndez Díaz, M., Alvarado Capuleño, H., Pérez Morales, M., López Juárez, J. y Ruiz Contreras, A. (2013). Inteligencia para la alimentación, alimentación para la inteligencia. Salud Mental, vol.36 no.2
Escribir comentario